martes, octubre 10, 2006

Vigorexia: la enfermedad que ataca a los hombres. Es conocida como "complejo de Adonis" y así como la bulimina y anorexia afectan a las mujeres, esta enfermedad, descubierta hace pocos años, recae sobre los hombres jóvenes.
Cómo detectarla: Dentro de los trastornos de alimentación, pareciera que la bulimia y la anorexia fueran monopolio de las mujeres, por la gran prevalencia de estas enfermedades en el género. Pero, hay una patología del tipo, que no es tan conocida –fue descubierta hace poco, en 1993- y que afecta mayoritariamente a los hombres. Se trata de la vigorexia, enfermedad que suele encontrar al sexo masculino en especial durante la adolescencia, y donde el varón se ve a sí mismo como débil o “enclenque”, por lo que busca desarrollar musculatura generándose, de esta manera, una adicción al gimnasio, a ciertas sustancias y a determinada dieta, rica en proteínas. "Tienen una imagen distorsionada de su cuerpo, baja autoestima, y una fobia social muy grande. Además de pasar horas haciendo aparatos y ejercicios en el gimnasio, toman anabólicos para incrementar la musculatura. No hay forma de que su cuerpo les complazca", detalla Mabel Bello fundadora de la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA).
El vigoréxico pasa horas en el gimnasio, al punto de que el ejercicio se vuelve una adicción y, como tal, el individuo empieza a perder libertad. Come en exceso barras fortificantes de todo tipo, huevo crudo, licuados, carne y leche. Ocurre, en casos avanzados de esta enfermedad, que el vigoréxico se propone ingerir cócteles de preparados fortificantes cada breve lapso, durante todo el día y a veces, durante toda la noche.
Con bases similares a la anorexia (de hecho, se la llamó anorexia de los hombres, anorexia reversa o complejo de Adonis), la enfermedad se origina en una fobia social y el miedo a asumir responsabilidades en la vida.
La gran diferencia con la anorexia, no es el descenso de peso sino el aumento de musculatura y la gran coincidencia es la imagen distorsionada que se tiene del propio cuerpo: la anoréxica se ve gorda, el vigoréxico se ve delgado.
Se vuelven introvertidos y pierden contacto con familiares o amigos ya que el gimnasio consume todo su tiempo libre. “Buscan que los quieran por su físico porque no hay confianza en el desarrollo propio”, agrega la especialista de ALUBA. La obsesión llega al punto de poner en riesgo su salud. Por un lado, el exceso de ejercicio y por el otro el consumo de anabólicos que puede generar impotencia sexual y dificultades reproductivas. Según Harry Campos Cervera, médico psicoanalista y miembro de la Asociación Psicoanalista Argentina (APA), la vigorexia todavía no está tomada como riesgosa, pero es una enfermedad que va en aumento. “Es un fenómeno que se ve a diario. Se trata de una ‘patología del vacío’ que surge a partir del deterioro de la red social y se incrementa cada vez más debido a que en la actualidad la gente necesita pertenecer, busca identificarse constantemente”, explica.
El primer síntoma es la retracción social, el sujeto no se comunica con sus padres. Luego, comienzan a surgir las obsesiones por el cuerpo y allí encuentran en el ejercicio una forma de huir de la realidad. Se esmeran mucho por el físico y pasan largo tiempo frente al espejo denotando su obsesión.“La enfermedad es muy difícil de detectar ya que se rehúsan mucho a contar su problema”, explica Bello quien además explica que el tratamiento debe constar por un lado un trabajo en equipo de psiquiatras y clínicos y, por el otro, el apoyo de la familia es básico.

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